Cuba y EEUU, el deshielo que no llega

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Cuba y EEUU, el deshielo que no llega

Cuba y EEUU, el deshielo que no llega

Dos años después de la reapertura de la embajada estadounidense en La Habana, el acercamiento entre ambas naciones se enfría. Cuba y EEUU, el deshielo que no llega…

Cuando la bandera de EEUU volvió a ondear en su embajada en La Habana bajo un sol radiante, parecía reafirmarse así el deshielo entre Washington y la isla, iniciado el 17 de diciembre de 2014.

Con los cubanos y cientos de periodistas internacionales como testigos, el entonces secretario de Estado de EEUU, John Kerry, fue el encargado de hacer los honores tal día como hoy hace dos años, e incluso pronunció algunas palabras en español como símbolo de cercanía entre ambas naciones tras más de 50 años de ruptura.

Después llegaría la visita del presidente Barack Obama al país, la muerte de Fidel Castro, la eliminación de la política de ‘pies secos, pies mojados’ y la llegada deDonald Trump a la Casa Blanca, entre otros acontecimientos de gran simbolismo. Dos años de gestos de gran impacto mediático, pero no de tanto calado en la vida de los cubanos.

Arranca 2017 y el republicano Trump se convierte en el nuevo presidente de EEUU. Con él llega la incertidumbre en muchos ámbitos, también en las relaciones con Cuba. Una postura que no confirmó hasta el pasado mes de junio. Desde el epicentro del exilio cubano, anunció un endurecimiento de su política respecto a la isla, aunque eso no se ha reflejado en una marcha atrás en las medidas que adoptó Obama. La diferencia entre ambos mandatarios es más bien «un cambio de retórica», explica Joan A. Guerrero, periodista español y autor del libro ‘Cuba-EEUU: la hora del deshielo’ (UOC, 2016). Respecto a las medidas anunciadas desde Miami por Trump, «lo que en principio sonaba como un gran cambio, fue en realidad una serie de acciones cuyo efecto real para acabar con el régimen comunista es probablemente ninguno», añade.

El nuevo inquilino de la Casa Blanca limitó los viajes de los estadounidenses a la isla y prohibió las transacciones con las empresas del Gobierno cubano. Pasos que para Elena Larrinaga, representante de las Damas de Blanco en España, colocan el deshielo en la misma situación anterior puesto que Trump «mantendrá las relaciones diplomáticas y la embajada abierta en La Habana».

Lo que fue criticado y considerado como un retroceso por el propio Raúl Castro, para otros es una «etapa de estancamiento». Es el caso de Waldo Fernández, periodista cubano de 32 años, que trabaja desde La Habana para ‘Diario de Cuba’, que se publica desde el exilio -en la isla sólo llega la prensa oficial: ‘Granma’ y ‘Juventud Rebelde’. «La diferencia evidente es que Trump condiciona cualquier avance en las relaciones a que el régimen de La Habana respete los derechos humanos, realice elecciones libres y libere a los más de 100 presos políticos que existen aún en las cárceles», explica Fernández, que apostilla que son «unas condiciones que para el régimen son inaceptables y en las que no cederá ni un ápice».

Dos años después de la reapertura de la embajada de EEUU en La Habana, su actividad no ha sido perturbada, a pesar del reciente y extraño incidente de «ataque acústico», que está siendo investigado. Es más, mantiene la misma que antes del 14 de agosto de 2015, cuando únicamente era una sección de intereses, destaca Guerrero, que también fue colaborador del ‘Diario de Cuba’. Realiza trámites, ofrece acceso a internet y es «un punto de apoyo para la oposición política en la isla», subraya el informador español.

Y el pueblo cubano, ¿percibe ese deshielo? Como residente en la isla, el periodista Fernández es rotundo: «El deshielo no ha tenido impacto en el cubano de a pie, salvo algunos negocios privados de renta de habitaciones o restaurantes que vieron aumentar su clientela producto del incremento de turistas a la isla». «El mayor impacto del deshielo es a nivel simbólico porque ya para el régimen es más difícil manejar el concepto de ‘enemigo’ con que ha justificado toda la represión interna», añade el informador cubano.

Fuente: El Pais

 

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