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Reacciones de decepción y alegría ante ‘apertura’ migratoria de Cuba

‘apertura’ migratoria

Los anuncios migratorios de Cuba hace poco más de una semana han dejado un sabor agridulce en la comunidad cubanoamericana de Miami. CASI TODO AQUÍ SOBRE LA ‘apertura’ migratoria de CUBA

Mientras algunos esperaban una mayor apertura y la eliminación de costosos trámites para regresar a la isla, el alcance de las medidas no parece suficiente para muchos.

Entre las medidas anunciadas por el canciller cubano Bruno Rodríguez para “actualizar” la política migratoria del país, están eliminar la “habilitación” del pasaporte, autorizar la entrada y salida a Cuba de ciudadanos cubanos residentes en el exterior en embarcaciones de recreo, permitir la entrada a Cuba de los ciudadanos cubanos que salieron ilegalmente del país y eliminar el requisito de avecindamiento para que los hijos de cubanos residentes en el exterior. Las medidas entran en vigor a partir de enero próximo.

«El gobierno de Estados Unidos cierra y Cuba abre», dijo Rodríguez en un acto en Washington. Desde entonces, los medios de comunicación de la isla se han volcado a explicar la flexibilización.

ACLARANDO DUDAS

“La habilitación es simplemente el eufemismo de una visa para el regreso al país de origen, es decir una ilegalidad”, comentó un lector identificado como Santiago A Alpízar en el portal gubernamental de noticias Cubadebate durante un foro debate sobre las nuevas medidas.

El mismo comentarista acusó al gobierno de mantener un pasaporte que cuesta cuesta unos 800 dólares entre emisión y prórrogas [y] es sólo válido seis años. “¿Cuando el gobierno de Cuba va a atender estas demandas y peticiones para un trato justo y equilibrado de la nación a sus emigrados?”, se preguntó.

Otro forista de Cubadebate ironizó sobre las prohibiciones que aún pesan sobre quienes residen en Cuba:

“¿Estaremos autorizados los cubanos residentes en la isla (los que nunca abandonamos el país y construimos con disciplina y esfuerzos las ideas del socialismo) a poder navegar en embarcaciones rentadas [en los] clubes náuticos Hemingway y Gaviota para participar en torneos de la aguja, regatas o salir un domingo pescar con algún familiar?”

Los cubanos que residen en la isla no tienen permitido abordar embarcaciones de este tipo, ni salir del país en yates o embarcaciones de recreo.

Según la Ley de Emigración cubana de 1976, el país se arroga el derecho de reingreso en territorio nacional incluso de los propios ciudadanos cubanos. Cada año hay decenas de casos de ciudadanos cubanos a quienes se le impide la entrada legal a su propio país.

Según la ley, se le puede impedir la entrada a Cuba a quienes “organicen, estimulen, realicen o participen en acciones hostiles contra los fundamentos políticos, económicos y sociales del Estado cubano”, por lo que la posibilidad de regreso se ha convertido en una herramienta para silenciar las críticas a la política oficial incluso en el extranjero.

Ismary García, una cubana que vive en el sur de Florida desde hace ocho años, se pregunta cuándo autorizarán a entrar a la isla con el pasaporte norteamericano. “Esas medidas las tomaron porque Trump está apretando la tuerca y ellos sabían que si los cubanoamericanos no iban se les derrumbaba la industria del turismo”, dice la mujer de 38 años que reside en Hialeah.

La televisión cubana dedicó dos Mesas Redondas, un espacio televisivo que analiza temas políticos, a las nuevas medidas. También los principales medios noticiosos del país han escrito decenas de artículos sobre el asunto. El Ministerio de Relaciones Exteriores lanzó incluso el hashtag #EEUUCierra #CubaAbre a través de las redes sociales.

A principios de octubre, Estados Unidos expulsó a 15 diplomáticos cubanos en respuesta a los ataques acústicos sufridos por parte de su personal en La Habana. Desde entonces, el gobierno cubano acusa a Washington de inventar “un Maine acústico” para justificar una política agresiva hacia la isla. El único consulado de Cuba en Estados Unidos, en Washington, quedó con un solo funcionario para atender a unos 2 millones de cubanos y cubanoamericanos.

La semana pasada, el gobierno norteamericano prohibió a sus empresas y ciudadanos hacer negocios con instituciones que beneficien directamente a entidades militares y de los servicios de inteligencia cubanos, lo que crea dificultades adicionales para los viajes de los estadounidenses a la isla.

Para Yosliander Rodríguez, un joven que abandonó la isla en balsa el año pasado, las nuevas medidas de La Habana son “una bendición”.

“En Cuba dejé a mis padres y a mi abuela. Pensé que nunca más los volvería a ver, pero ahora tengo la oportunidad de regresar”, dice.

Rodríguez enfatiza que se marchó del país “por problemas económicos” y que nunca entendió “esa prohibición absurda”.

Las nuevas medidas no beneficiarán ni a quienes salieron del país a través de la Base Naval de Guantánamo ni a los médicos y profesionales que abandonaron alguna misión oficial en el extranjero.

Para evaluar el impacto de estas medidas, Ernesto Soberón, director de Asuntos de Cubanos Residentes en el Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores, dijo que “bastaría con preguntarle a una madre o un padre que emigró de manera irregular” lo que significa que puedan regresar al país.

Hermidas González, un médico que abandonó una misión en Venezuela y dejó a dos niños pequeños en Cuba, y sobre quien pesa una prohibición de regreso al país durante ocho años, se pregunta si algún día el gobierno le hará esa misma pregunta.

FUENTE: NUEVO HERALD

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