El carnaval de Santiago de Cuba ya es patrimonio cultural de todos los cubanos

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El carnaval de Santiago de Cuba ya es patrimonio cultural de todos los cubanos

Según una decisión adoptada el pasado 21 de julio por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de la isla, a propuesta de la Comisión para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, se declaró Patrimonio Cultural de la Nación al carnaval de Santiago de Cuba, y todos los bienes que forman parte de esta expresión.

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La decisión instruye además, que «el Registro Nacional de Bienes Culturales ejecute la inscripción del conjunto de bienes materiales y conocimientos y técnicas tradicionales que forman parte del carnaval de Santiago de Cuba, y que permiten la salvaguardia y desarrollo de este patrimonio», y responsabiliza a las instituciones estatales de la salvaguardia de este patrimonio.

Historiadores coinciden en que las festividades carnavalescas tienen su antecedente en las procesiones que recorrían las calles de la urbe, a fines del siglo XVII, en conmemoración del patrono de la villa Santiago Apóstol.

Estas fiestas patronales se celebraban los días 24 de junio (San Juan), 29 de junio (San Pedro), 24 de julio (Santa Cristina), 25 de julio (Santiago Apóstol) y 26 de julio (Santa Ana).

Hasta mediados del siglo XIX, estas festividades se asociaban además, a los permisos otorgados por la gobernación a las dotaciones de esclavos para que desfilaran por las calles con sus cantos y bailes, a los que se unían negros libertos, mulatos y criollos.

Casi cuatro siglos después, se mantiene la tradición de realizar presentaciones de comparsas y congas musicales en parques, plazas, y recorridos por las calles, representando a los cabildos de antaño.

Aunque tiene una marcada connotación con las culturas africanas que llegaron con los esclavos traídos a la isla durante la época colonial, el carnaval santiaguero también está impregnado de las tradiciones de las islas del Caribe, y en particular de Haití, incluso de la cultura hispánica, en ese ajiaco multicultural que definió, según el sabio Fernando Ortiz, a la «cubanidad».

Las congas santiagueras se caracterizan por salir a las calles, encabezadas por un grupo de músicos armados de tambores, campanas y la inconfundible corneta china, el único instrumento de viento que se emplea y que su sonido característico identifica los carnavales de Santiago de Cuba, para arrastrar tras de sí a miles de personas que, espontáneamente, se incorporan bailando tras los músicos, sin coreografías predeterminadas e improvisando estribillos.

Este singular instrumento —la corneta china— se usa hace más de 100 años en las parrandas santiagueras, marca el paso y la ruta de las congas, y su tocador, tradicionalmente iba a caballo o sentado sobre los hombros de otra persona, para que su sonido no se apagara entre la multitud.

Entre las congas más emblemáticas están las de Los Hoyos, Paso Franco, San Agustín, El Guayabito, y Alto Pino, entre otras, que representan la diversidad multiétnica y multirracial de los diferentes barrios de la urbe santiaguera.

Durante el carnaval de Santiago de Cuba, la ciudad se convierte en sitio obligatorio de visita para miles de cubanos y extranjeros que cada año, disfrutan de esta tradición, ahora preservada como patrimonio de toda la nación.

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